En el año 1972, en la Conferencia Mundial organizada por las Naciones Unidas se estableció por primera vez plantear objetivos comunes entre los países, estableciendo comenzar a inculcar a través de la educación el cuidado de nuestro planeta.

En 1975, en la primera Conferencia Mundial sobre el Medio Ambiente convocada por las Naciones Unidas en Belgrado, se establecieron los primeros acuerdos y principios sobre la Educación Ambiental en el marco de la llamada “Carta de Belgrado”, que contenía 41 recomendaciones para ser aplicadas en diferentes programas con metodología pedagógica. El 80% de los países que asistieron se comprometieron con la Educación Ambiental.

Posteriormente, el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente junto con la UNESCO sumó al Comité Olímpico Internacional (COI) con el compromiso de preservar el medio ambiente, logrando que en el año 1994, en el Congreso Olímpico del Centenario, “Congreso de la Unidad”, el COI modificara la Carta Olímpica para incluir el tema.

En el año 1996 el COI, además de crear la Comisión de Medio Ambiente, establece a la “Sostenibilidad” como el “3er. Pilar del Olimpismo”, incluyendo el tema en la Carta Olímpica: “El COI velará por que los Juegos Olímpicos se desarrollen en condiciones que revelen una actitud responsable ante los problemas del medio ambiente y estimulará al Movimiento Olímpico a que se preocupe de estos problemas, tenga en cuenta esta preocupación en todas sus actividades y sensibilice a todas las personas relacionadas con el Movimiento Olímpico sobre la importancia de un desarrollo duradero” (Norma 2, párrafo 11).

La importancia de la educación ambiental se ha incrementado en los últimos años en la Argentina como parte de los programas de estudio en las escuelas, a pesar de esto, nuestra sociedad aún carece de un compromiso continuo sobre temáticas o problemas ambientales.

En el mes de noviembre del año pasado, la Cámara de Diputados de la Nación aprobó la “Ley Yolanda” cuyo objetivo es “garantizar la formación integral en perspectiva de desarrollo sostenible, apoyada en valores sustentables y ambientales para las personas que se desempeñen en la función pública”. El nombre de la ley hace referencia a Yolanda Ortiz, química designada por Juan Domingo Perón en su 2do. gobierno como Secretaria de Recursos Naturales y Ambiente Humano, y que fuera la primera mujer en ocupar ese cargo en América Latina, portavoz del mensaje ambiental para los pueblos del mundo con proyección a la 1ra. Cumbre de la Tierra realizada en Estocolmo posteriormente, proponiendo cambiar la actitud del hombre, en lugar de “ego-ciudadano por eco-ciudadano” para cuidar nuestro planeta, proponiendo la educación ambiental.