En el primer tiempo, el partido tuvo un arranque parejo. No se sacaron diferencias en el marcador. Sebastián Simonet se convirtió en el conductor del equipo; Federico Fernández y Federico Pizarro le ganaron las espaldas a los laterales, desarmando a la defensa europea, y aportando goles; el capitán y pivot, Gonzalo Carou, luchó a brazo partido con las torres rivales, mientras que Federico Vieyra y Pablo Simonet también aportaban lo suyo.

Croacia, que está en medio de un cambio generacional después del tropezón en el Mundial de Qatar 2015 y el cambio de técnico, se mantenía en partido por el peso propio de sus individualidades, porque más allá de lo mencionado, son jugadores relevantes en equipos de primer nivel de Europea.

En la segunda parte, a diferencia de lo que había jugado ante Dinamarca, el seleccionado masculino de handball mantuvo la concentración y el ritmo de juego, pero el partido se definió en los detalles y, como suele suceder en estos casos, la experiencia en este tipo de partido vuelca la balanza.

Faltando 25 segundos, el entrenador Eduardo Gallardo decidió atacar con siete cuando tenía la pelota para ganar y resolvieron mal, fue entonces que Pablo Portela cometió una falta para frenar la contra y, según la nueva regla, cualquier falta que amerite una exclusión de dos minutos en los segundos finales se castiga con penal.

El “Negro” García, que había tenido éxito en sus anteriores intervenciones, no pudo con Domagoj Duvjank, quien sacó a relucir su experiencia como ex jugador de Barcelona y una década en el handball alemán. 

Pizarro intentó la heroica, como contra Brasil en Guadalajara 2011, pero no salió y Los Gladiadores se fueron con las manos vacías.

Croacia ganó las medallas de oro en los Juegos de Atlanta 1996 y Sydney 2000, más el bronce en Londres 2012, mientras que a nivel Mundiales fue campeón en 2003 y subcampeones en Islandia 1995, Túnez 2005 y como locales en 2009.