Melián fue derribado con un potente directo de izquierda a la cabeza, se reincorporó y tras una sucesión de cruces perdió el protector bucal, momento en el que el árbitro irlandés Michael Gallagher inició la cuenta de protección hasta detener el combate pese a las protestas del argentino.
El boxeador de Villa Dolores aparentaba estar en condiciones de continuar combatiendo, por lo que se veía desde afuera y por lo que expresó al término del combate: “estoy con muchísima bronca. Podía seguir y me paró la pelea. Le decía que se me había caído el bucal y él seguía con la cuenta". No hubo tiempo para más preguntas porque visiblemente nervioso se fue a los camarines pidiendo disculpas
Conceptos similares tuvo su entrenador, Fabián Escalada, quien sostuvo que “se le había caído el bucal y el árbitro no lo vio. Además, faltaban segundos para terminar la vuelta. No sé por qué no le dio la chance de recuperarse”.
Al margen de la discutible decisión del árbitro el uzbeco, serio candidato a la medalla dorada, era superior y aprovechaba la tendencia del argentino de pelear con el brazo izquierdo muy bajo, algo no recomendable en el boxeo olímpico, en el que se prioriza la pelea y no la técnica.
Con la caída de Melián, el boxeo argentino se quedó sin representantes y sin poder conseguir una medalla, algo que le niega desde los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996, cuando el mendocino Julio Pablo Chacón se llevó el bronce compartido con Floyd Mayweather en la misma categoría.
A Melián, hijo del ex campeón argentino y sudamericano welter Jorge Melián, le queda el consuelo de haber sido el pugilista nacional que más lejos llegó, ya que superó 3-0 por decisión al ghanés Abdul Omar y también por 3-0 al tunecino Bilel Mhamdi, en un combate que se interrumpió en el segundo round por un choque de cabezas.