Desde chico fui un apasionado del deporte en todas sus facetas. No solo para jugarlo (llegué a practicar tenis competitivamente), sino también para analizarlo y para investigar su historia. Me considero un gran entusiasta e incluso, quizás, un poco obsesivo. El periodismo vino por decantación. Aún me recuerdo escribiendo en un blog las crónicas de los partidos de fútbol que jugábamos con mis amigos.

 

Como periodista especialista en deportes, sin dudas, no hay mayor sueño que el de cubrir un Juego Olímpico, el más grande de los eventos a nivel internacional. Es llegar a la cúspide. Lo máximo. Es por eso que cuando Eduardo Moyano (Director de Prensa – Comunicación y Relaciones Institucionales del Comité Olímpico Argentino) me comentó que había sido seleccionado para conformar el selecto grupo de 35 Young Reporters (Jóvenes Reporteros) del mundo que viajarían a los Juegos Olímpicos de la Juventud Nanjing 2014, supe que estaba ante las puertas de una oportunidad única. Para aprender, principalmente, pero también para vivir el espíritu de los Juegos Olímpicos desde adentro, junto con los atletas en la Villa Olímpica (donde nos hospedaremos), y para relacionarme con personas de otras culturas y conocer sus costumbres. Ese, sin dudas, es uno de los mayores atractivos de este programa, del que participaré, junto con Carolina Cabella, como representante de Buenos Aires, ciudad sede de los Juegos Olímpicos de la Juventud 2018 en un hecho sin precedentes.

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