"Un aire renovado"

Para los resultadistas fue un paso atrás. Fue una actuación que, en lo cuantitativo, significó un retroceso con respecto a los resultados de Atenas y Beijing porque esta vez hubo una medalla de oro contra dos y cuatro podios frente a los seis de cada una de las citas de 2004 y 2008 y porque del 38º puesto de hace cuatro años se descendió al 42º.

Pero sería mediocre si lo único que importara en el análisis olímpico fueran los números.

Por eso el ojo debe ir más allá y lo más saludable será profundizar en la realidad y en el futuro del deporte nacional.  Con sólo dos años de gestión, el Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (ENARD) impulsó un aire renovado. De esa manera, un presupuesto de 15 millones de pesos por mes redundó en 226.843.000 pesos invertidos en ese período de tiempo y el 60 por ciento de esa suma (137.924.000 pesos) se destinó a las becas de los atletas, entrenadores y cuerpos técnicos y a la participación de los primeros en competencias internacionales. Como ningún país que se presuma ser deportivamente serio puede pretender resultados inmediatos más allá de ese apoyo económico, las autoridades del ENARD siempre manifestaron que la planificación les apunta a dos ciclos olímpicos y medio y que por eso recién en los Juegos de 2020, cuya sede se definirá el año próximo en Buenos Aires, se verán los frutos del trabajo que se viene realizando.

Algunos puntos sirven para mirar con ese optimismo lo que vendrá. Por ejemplo:

La clasificación. En un escenario de alta exigencia fue la primera vez en la historia de los Juegos Olímpicos que Argentina participa en 23 deportes mientras 10 especialidades no habían tenido representación en Beijing y sí la tuvieron en Londres: slalom de canotaje, gimnasia masculina y femenina, handball masculino, hockey sobre césped masculino, lucha, nado sincronizado, voleibol masculino, beach volley femenino y triatlon.

La superación. Diez disciplinas lograron mejorar el rendimiento del ciclo pasado alcanzando medallas, diplomas o finales. Ellas fueron la gimnasia, hóckey femenino, tenis, remo, voleibol, taekwondo, atletismo, boxeo, equitación y canotaje.

Los logros. Doce deportes (casi la mitad de los presentes) se ubicaron dentro del prestigioso grupo de los ocho mejores en diferentes disciplinas: el taekwondo, hockey, yachting y tenis subieron al podio mientras el atletismo, boxeo, canotaje, gimnasia, judo, remo, voleibol y basquetbol obtuvieron su diploma cuando en Beijing hubo sólo tres atletas top 8 (el velista Julio Alsogaray, la ciclista María Gabriela Díaz (BMX) y la taekwondista Vanina Sánchez Berón. 

Otro dato interesante lo aporta la siguiente reflexión: si todo el mundo coincide en que Juan Martín Del Potro, por ejemplo, está en la elite al ser uno de los ocho mejores tenistas del mundo, ¿por qué no se los considera parte de lo mismo a Sebastián Crismanich, Lucas Calabrese y Juan de la Fuente , Germán Lauro, Yamil Peralta, Miguel Correa y Rubén Rézola, Federico Molinari, Emmanuel Lucenti, Cristian Rosso y Ariel Suárez y Paula Pareto, quienes hoy también pueden ser considerados dentro de los ocho mejores del mundo en cada una de sus especialidades? En definitiva, no sólo el tenis aportó figuras argentinas destacadas en los Juegos...

El futuro. Entre los 137 atletas argentinos en Londres hubo una buena cantidad con el crédito abierto para lo que vendrá teniendo en cuenta cada especialidad. Esos son los casos de Braian Toledo (18 años), el palista Sebastián Rossi (20), el tirador Alex Suligoy (21), el judoca Héctor Campos (23), el velista Lucas Calabrese (25), la gimnasta Valeria Pereyra (16), la luchadora Patricia Bermúdez (25) y hasta de Las Leonas y el seleccionado masculino de voleibol, con promedios de edad muy bajos.

Llegó el final, entonces. Lo importante será asegurarse que lo que se inició hace apenas dos años, continúe.

 

Mariano Ryan

Diario Clarín

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