Y lo que queda, en esencia, es la valoración sobre eso que llamamos "organización" y que abarca desde la infraestructura hasta la logística, desde la predisposición de la gente hasta hechos imprevistos, no inherentes al tema; y el "nivel deportivo" que, inequívocamente, y por la propia fuerza de los protagonistas, le agrega o le quita valores significativos a la puesta en escena del evento, lo que en la jerga conocemos como el Juego Olímpico "quieto".
Así, puesto en contexto, y con el respeto por la época vivida, con todas las implicancias que significa una comparación con el antes y el después, es que los historiadores suelen colocar a Roma '60 al tope del ranking de "los mejores Juegos Olímpicos de todos los tiempos": las Termas de Caracalla, el Coliseo, el Arco de Constantino...tecnología "moderna"...Abebe Bikila, Larissa Latynina, Cassius Clay, Wilma Rudolph...
Entiendo, a partir de la experiencia personal y de las circunstancias acaecidas, que bien puede afirmarse, en sintonía con aquéllo, que la sumatoria de Wembley más un impecable Parque Olímpico, con Wimbledon, el Palacio de Buckhingam y el Big Ben... la magnífica ceremonia inaugural... y Usain Bolt más Michael Phelps y el genial equipo norteamericano de básquetbol, con el mejor torneo olímpico de tenis que haya existido... propician un laudatorio comentario de Londres 2012 que, sin duda, lo pone a la cabeza de lo vivido en los últimos treinta años. Y en un destacado lugar en la historia.
Claudio Federovsky
Revista Debate