Desde un primer momento me di cuenta de que lo del espíritu olímpico no era sanata. Que se te mete en el cuerpo, tanto a los hinchas como a los deportistas. Y los periodistas no podíamos estar afuera del grupo. Como les pasa a los atletas, uno experimenta un retorno a los orígenes, a la esencia de su profesión... Los deportistas recuerdan sus comienzos, lo que los motivó a practicar ese deporte que los llevó, luego de mucho esfuerzo, a la meca del mundo. Para nosotros es igual. Uno es el medio entre el protagonista y la gente y en un Juego Olímpico me encontré más motivado que nunca para trasladarle a la gente lo que sucedía en Londres. Y me pasó de hacerlo con más sentimiento que nunca...
Al ser mi primer Juego, todo me sorprendió, como un chico, como un fan más. Y lo disfruté, más allá del frenético ritmo de trabajo, de las pocas horas de sueño... Y no dejé de sorprenderme cuando aquel sábado, cuando dos eventos top coincidieron, preferí quedarme a la final del taekwondo en vez de ir a la semifinal del seleccionado de básquet, nada menos que ante Estados Unidos. Crismanich, como tantos deportistas amateurs argentinos, son diferentes, queribles, sus historia conmueven. E inspiran. Eso, sí, eso... La inspiración fue lo que me marcó en Londres. Y agradezco haberlo podido disfrutar.
Julián Mozo
Diario Olé