“Una síntesis de época”

La imagen de Sebastián Crismanich recortándose en la pantalla gigante de aquel pabellón del ExCel, minutos después de haber ganado la medalla de oro en taekwondo. No habrá nada más intenso en mi carrera como periodista. La suerte de ser testigo directo de un hecho histórico. La extraordinaria experiencia de tener la misión de contarlo para un país que, lo sabría luego, se había paralizado siguiendo al correntino campeón.

 Los Juegos Olímpicos de Londres 2012 dejarán marcado, a mi criterio, el paso previo de una aventura que promete ser monumental y que culminará en Río de Janeiro. La cobertura que realicé para La Voz del Interior, en su suplemento deportivo Mundo D, tuvo siempre esa pátina de esperanza: éramos testigos de un cambio de época y de una renovación cultural. Sentíamos que debíamos explicarle a nuestros lectores que aquello era un “mientras tanto” y que no debíamos caer en la tentación de la crítica feroz cuando las cosas no salían.

La magnificencia de la Gran Bretaña puesta a organizar un evento magnífico fue el marco perfecto para una Argentina que fue a sembrar a futuro,  y que también pudo plasmar el esfuerzo de deportistas gigantes que lograron llegar a lo más alto. Encabezados por Crismanich, contamos para todo nuestro país las historias de triunfos y derrotas que forman la amalgama de aventuras siempre particulares y profundas. En Londres, vimos en vivo el espíritu del deporte más puro y la ambición de los mejores hecha amateurismo. Ahí está la clave de todo.

Siempre sentiremos, es cierto, el abismo entre nuestro mundo y el de los grandes. Las sensaciones de desigualdad no son sólo parte del deporte y tampoco se explican solamente por la ambición de las potencias. Ser parte de un Juego Olímpico permite ver también qué hacemos mal, qué nos ha dejado atrás, qué nos costará tanto superar. Está ahí el aprendizaje que nos exige la profesión a la que le hemos dedicado la vida. Y es desde allí que tenemos el compromiso de documentar los pasos históricos que hemos presenciados.

Argentina en los Juegos ha sido una síntesis de época. Mucho espíritu de cambio, ganas y voluntad de superación, pero también una idiosincrasia que nos alerta y que nos muestra a veces soberbios, a veces humildes, en muchos casos errados y en otros, auténticos y comprometidos. Tanto en el deporte como en la prensa.

 

Federico Giammaría

Diario La Voz del Interior

 

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