A modo de agradecimiento hacia su padre, quien le transmitió la pasión por los caballos, Martina reconoció: “Me llamaron cuando estaba en el colegio para avisarme que estaba clasificada y tenía ganas de salir ya para China. Mi papá fue la primera persona con la que lo compartí”.
A diferencia de cualquier torneo de equitación alrededor del mundo, en los Juegos Olímpicos de la Juventud, la propia organización es la que les brinda los caballos a los competidores. Sobre este desafío, Campi explicó: “Mi entrenamiento se enfocó en cambiar de caballo, porque allá voy a saltar en uno que no conozco. Entonces en cada uno de los entrenamientos salté e intenté adecuarme lo más rápido posible a uno distinto. Cuesta pero voy a tratar de que me salga todo bien”.
La pampeana de 17 años, quien se repartió sus tiempos de entrenamiento entre su ciudad y La Plata, aseguró que en Nanjing va a “intentar hacer lo mejor que pueda, no equivocarme con el caballo y montar lindo”.