Con una gran propuesta colectiva, que terminó siendo el factor diferencial del partido, Argentina tuvo que adaptarse a un ritmo de alta intensidad propuesto por Panamá y logró sacar adelante un partido en el que enfrentó grandes obstáculos, sobre todo en la primera mitad.
Argentina tuvo un sólido arranque, aprovechando cada espacio cedido por su rival. Las dificultades se presentaron cuando los centroamericanos comenzaron a defender en zona y complicaron el juego de pases de los dirigidos por Leandro Ramella. Sin embargo, tras un tiempo muerto pedido por el técnico, la albiceleste reaccionó con un parcial de 13-2 y se fueron al descanso al frente por 43-32.
Después del entretiempo, Argentina ajustó la marca sobre las individualidades panameñas, proponiendo ayudas y reforzando la pintura, para cambiarle la dinámica al partido. Con la mejora defensiva, comenzaron a aparecer espacio para correr la cancha y tomar lanzamientos abiertos. También apareció la efectividad a distancia, que mejoró a 8 aciertos en 13 intentos en la segunda mitad tras el 6 de 21 en triples del primero.
Sin embargo, Panamá plantó batalla en el último cuarto y generó incertidumbre en el resultado. Lo consiguieron proponiendo más agresividad, sobre todo al presionar la línea de pase en los ataques argentinos, correr la cancha y buscar el rebote ofensivo. Aun así, Argentina mantuvo la calma en el cierre, se hizo aliado del reloj y se aseguró su segunda victoria del certamen.
Para Argentina jugaron Santiago Scala 11, Pedro Barral 0, Franco Baralle 10, Bautista Lugarini 7, Javier Saiz 2, Agustín Pérez Tapia 5, Juan Bocca 9, Lucas Giovanetti 2, Claudio Ramírez Barrios 9, Martín Cuello 23, Tayavek Gallizzi 5 y Kevin Hernández 2.