El atleta nacido en la ciudad de Suipacha, hace 24 años, terminó sexto en su serie, logrando un tiempo de 47:80, contra los 44:28 del estadounidense Quincy Hall, quien se impuso en la competencia. El registro de Larregina, el único argentino que logró bajar la barrera de los 45 segundos en esta especialidad, lo dejó en el puesto 37º en la clasificación general de los 400 metros llanos, una prueba en la que Argentina no tenía representantes desde la actuación de Gustavo Hernando Aguirre en Sidney 2000.
Larregina clasificó a Paris 2024 al competir en España y recorrer los 400 metros en la pista del Estadio Valle Hermoso en 44:93. Ese registro le permitió superar la marca mínima de clasificación olímpica (45:00) y el récord argentino (45:27) que él mismo había establecido en el Iberoamericano de Cuiabá este año. El suipachense había finalizado séptimo en los Juegos Panamericanos – Santiago 2023 y se llevó la medalla de oro en los Juegos Suramericanos – Asunción 2022.
Luego de la prueba, en la zona mixta, confesó que “no me sentí cómodo, a partir de los 100 metros iba muy forzado. Lo pensé y preferí aflojar para apuntar a mañana y las semifinales. Son los nervios, no es una excusa, pero me ganó la ansiedad. Esto también me sirve para aflojar un poco, conocer el estadio, a la gente. Ahora toca borrar lo que hice hoy y a pensar en mañana”.
En su tercera experiencia olímpica (había terminado 45ª en Río de Janeiro 2016 y 36ª en Tokio 2020), Casetta hizo una interesante carrera, pero no pudo obtener el pase a la final, a la que accedían las cinco mejores de la serie, al terminar undécima en la tercera serie, que resultó la más rápida de las tres, con un tiempo de 9 minutos, 34 segundos y 78 centésimas.
Por una nueva reglamentación, esta prueba, al igual que otras, la ubicación en la serie determina el pasaje a la final y no el tiempo señalado, como ocurría hasta hace poco tiempo atrás.
Casetta se mantuvo metida en el pelotón que buscaba la clasificación en los primeros 1.000 metros, con un tiempo de 3 minutos, 05 segundos y 01 centésima, ubicada en el séptimo puesto.
En los 2.000, había pedido una posición (estaba octava) y su registro era de 6 minutos, 15 segundos y 02 centésimas.
En el último tramo de la prueba fue perdiendo contacto con las posiciones de clasificación, para cerrar la serie en el undécimo lugar.
La atleta argentina se quejó de que “aquí no sólo había que pensar en el tiempo sino también en cómo utilizar los brazos. Hubo mucho roce, empujón. Las sudamericanas no estamos acostumbradas a esto, por eso las que más lo sufrimos fuimos la brasilera y yo. Las europeas se manejan de otra forma. Usan mucho los brazos. No pude lograr el objetivo que me había impuesto: clasificar a la final y mejorar la marca sudamericana (en el Mundial de Londres 2017 estableció el récord sudamericano, con una marca de 9:25.99; record que había batido por primera vez en la clasificación, con 9:35.78, y que hasta entonces estaba en poder de la brasileña Juliana Paula dos Santos, con 9:38:63). Esto sólo se mejora con trabajo, entrenando fuerte. Y así pienso hacerlo”.