Ideada por el cineasta Danny Boyle, la celebración contó con la participación de unos 10.000 artistas e incluyó a 10.500 atletas, de 204 países.
El ciclista Bradley Wiggins, reciente ganador del Tour de Francia, marcó el comienzo cuando hizo sonar la campana del estadio, que precedió al rugido de la multitud.
Desde entonces, el relato se convirtió en un vertiginoso recorrido de la evolución sociocultural británica, transmitida para cerca de cuatro billones de televidentes en todo el mundo. La historia comenzó con referencias a la Gran Bretaña rural, con el campo ambientado como una granja, y mutó en forma continua hasta convertirse en una pista de disco con música dance. Uno de los momentos más salientes ocurrió cuando el actor Daniel Craig, en su papel de James Bond, el agente 007, visitó a la reina Isabel II en el palacio de Buckingham y la escoltó hasta un helicóptero para depositarla en los palcos del estadio. Allí le esperaba el presidente del Comité Olímpico Internacional, el belga Jacques Rogge, como principal anfitrión del olimpismo.
La época victoria, la Revolución Industrial, el nacimiento del rock and roll, la participación del ex Beatles Paul McCartney y la lectura de JK Rowling, la autora de Harry Potter, entre otros momentos, también formaron parte del variada mezcla generacional.
Después de una hora y 17 minutos, llegó el turno del desfile de todas las delegaciones, inaugurado por Grecia, nación precursora de la competencia en la que se inspira el olimpismo moderno. La delegación argentina fue la octava en desfilar por el Parque Olímpico, estadio principal de los Juegos. Luciana Aymar, la figura del seleccionado femenino de Hockey sobre césped, fue la abanderada. El ingreso se produjo a las 18.24, cuatro minutos después de Grecia.
A la rosarina, que saludó permanentemente al público con su mano derecha, la escoltaron el resto de Las Leonas y los demás deportistas argentinos, como los integrantes de la "Generación Dorada", entre ellos Federico Kammerichs y Juan Gutiérrez, con cámara en mano para inmortalizar el momento. También desfilaron los chicos del voley, los del handball, los del hockey sobre césped y los del tenis.
Emanuel Ginóbili, el mejor basquetbolista de la historia, y Juan Martín del Potro, el mejor tenista argentino del momento, cerraban la fila emocionados, como dos deportistas que recién dan sus primeros pasos en el deporte.
Después de estar cinco minutos dando vueltas al estadio, "Lucha" le entregó la bandera a una voluntaria de la organización, quien fue la encargada de colgarla en un costado del escenario del evento.
A las 18.55 aparecieron los locales. Gran Bretaña, con un grupo nutrido de deportistas, quienes se llevaron la última ovación de la gente. A las 20.35 llegó el final, con buena música, mucha alegría y sin lluvia, como al inicio. Se encendió el pebetero, con la llama que seguirá iluminando a los deportistas hasta la ceremonia de clausura, cuando se apague el fuego y se escuche el “adiós Londres, hasta pronto Río de Janeiro”.