Tras haber estado alejado de los tatamis por 11 meses debido a la fractura de tibia y peroné de la pierna derecha, en marzo de 2015, Crismanich volvió a la competencia tras una ardua recuperación, con el objetivo puesto en Río 2016.
Sin embargo, en marzo, en el Preolímpico de Aguascalientes de México, a Sebastián se le escapó la clasificación a los Juegos Olímpicos (otorgaba solo dos lugares por categoría). Estuvo a cuatro segundos de conseguir el pasaje a Río de Janeiro, pero cayó en las semifinales ante el dominicano Moisés Hernández en punto de oro.
Crismanich no podrá defender su título en la ciudad brasileña, pero se encuentra “muy expectante. Uno espera este momento por mucho tiempo porque los Juegos Olímpicos son el sueño y el objetivo de nuestras vidas. Cada vez que se acerca un Juego Olímpico se empieza a vivir otro tipo de energía”.
En la previa a los Juegos Olímpicos Río 2016, Crismanich confía en que algún integrante de la delegación argentina pueda repetir la historia que él escribió cuatro años antes. “El argentino tiene el a capacidad de sorprender y sacar cosas de adentro que ni uno mismo sabía que las tenía. Un Juego Olímpico es lo mejor que le puede pasarle a un atleta y cualquier argentino sabe que cada vez que tengamos la oportunidad vamos a dejar todo para hacer lo mejor posible. La verdad es que estoy esperanzado en esta delegación y ojala que podamos traer mayores resultados de lo que fue Londres y que la delegación argentina siga creciendo Juego Olímpico tras Juego Olímpico y con mayores resultados”.