Su mejor momento llegó en 1967 cuando ganó el Abierto Británico por dos golpes al norteamericano Jack Nicklaus, otra gloria del deporte.
Miembro del Salón de la Fama desde 1989, “El Maestro” no solo era reconocido como un gran deportista, sino también por ser una excelente persona, con grandes valores, querido y respetado por todo el mundo del deporte.
Una de las anécdotas más recordadas fue en el Masters de Augusta, en 1968. Al finalizar el torneo, De Vicenzo no revisó su tarjeta, que había sido completada por su compañero de juego, Tommy Aaron. Aaron le había anotado un par en el hoyo 17 cuando, de hecho, había hecho un birdie. De Vicenzo firmó y presentó la tarjeta con un golpe de más, que lo privó de disputar un playoff con Bob Goalby, quien finalmente terminó ganando el torneo.
De Vicenzo aceptó el resultado, dijo que él era el culpable por no haber revisado la tarjeta que entregó Aaron y no culpó a su colega ni reclamó ante los organizadores.
“¡Qué estúpido soy!”, fue la reacción de De Vicenzo luego del torneo, frase que se encuentra entre las citas deportivas más memorables del siglo XX.
En 1970 De Vicenzo recibió el premio Bob Jones, el máximo reconocimiento otorgado por la Asociación de Golf de los Estados Unidos, por su nobleza y por su contribución excepcional al golf.
"El Maestro" representó a la Argentina en 17 oportunidades en la Copa del Mundo de Golf, consagrándose campeón en Canadá, en 1953.
También tuvo grandes actuaciones en el Senior PGA Tour, donde conquistó el PGA Seniors Championship, en 1974 y el primer US Senior Open en 1980, a los 57 años. Asimismo, ganó tres veces el Liberty Mutual Legends.