Los japoneses expusieron en las pantallas del salón de conferencias los logos de todos sus patrocinadores, como ejemplo de fortaleza económica. Realizaron, además, continuos guiños a la vida interna del COI, haciendo referencia a que su proyecto mejorará todos los valores del movimiento olímpico. El video de presentación del proyecto retrató a Tokio divida en dos zonas: el corazón de la ciudad y la bahía.
En estas dos áreas se desarrollarían todos los deportes. Tampoco faltaron las referencias a su afamada hospitalidad y a su sentido cosmopolita. Pese a lo que se podía pensar no hubo menciones explícitas de su potencial tecnológico, como podría pensarse.
Los miembros del COI preguntaron sobre la conexión por tren entre los anillos, sobre Fukushima, y acerca de si tendrían algún problema en aceptar cambios en sus sedes.
Sobre la cuestión más esperada, la de la central nuclear, el primer ministro japonés, Shinzo Abe, contestó directamente: “No plantea ningún problema”. Aunque en la conferencia de prensa reveló que una mención de Fukushima en su discurso se agregó a último momento, ya que se reservaban una respuesta más amplia para las preguntas de los miembros COI.
“El impacto del agua contaminada se ha aislado a un área de 0,3 kilómetros cuadrados y está completamente controlado”, dijo Abe, quien insistió en que las normas sanitarias japonesas son las más estrictas del mundo. Además, dejó claro que “las fugas de agua radiactiva no ha producido problemas relacionados con la salud y que tampoco los habrá en el futuro. Algunos de ustedes pueden estar preocupados por Fukushima. Permítanme asegurarle que la situación está bajo control y que no ha tenido nunca ni tendrá un impacto sobre Tokio”.
Abe habló de las imágenes que guarda de los Juegos de Tokio 1964, cuando él tenía 10 años, y aprendió “que los deportes conectan al mundo y dan a todos las mismas oportunidades. El legado olímpico no se refiere a los edificios, sino a una visión global y a la inversión en la gente”.
Abrió la presentación de la delegación japonesa la princesa Akiko de Mikasa, quien se refirió a las muestras de solidaridad y al ejemplo de recuperación dado por su país tras el tsunami de marzo de 2011.
La intervención más emotiva fue la de la atleta paralímpica Mami Sato, quien perdió una pierna debido a un cáncer y cuya localidad natal fue arrasada por el tsunami. “El deporte me ha enseñado a valorar lo que tengo, no lo que he perdido”, afirmó. Luego, en el encuentro con los periodistas, confesó que “no pude evitar las lágrimas el ver las caras de quienes me aplaudían. Quise expresar el poder del deporte, como la pasión por él puede, incluso, salvar vidas. A mí me salvó el deporte”.
“Elijan a Tokio hoy y elegirán a una ciudad apasionada y orgullosa, que quiere trabajar con el COI para que el mundo sea un lugar mejor”, destacó Takeda a manera de cierre y aseguró que la organización de los Juegos de Tokio se basaría en tres pilares, “el cumplimiento con los compromisos, la celebración y la innovación”. Tras recordar que “nunca un deportista japonés ha dado positivo en un control antidoping en Juegos Olímpicos o Paralímpicos”, dijo a los miembros del COI que “votar a Tokio es votar por una experiencia soberbia” y que la capital japonesa es “el socio adecuado para el COI en el momento adecuado”.