Ordás se había consagrado subcampeona en el Mundial Junior de Racice, República Checa, siendo superada por la rumana Tabita Maftei.
Al bajar de su bote, María Sol se fundió en un interminable abrazo con la sueca Lindroth, su vencida de hoy, y luego con su entrenador, Martín Cambareri. A la hora de la premiación (recibió la mascota de los Juegos de manos de otro remero, Cristian Rosso), pese su timidez, y a que se lo propuso, no pudo contener las lágrimas al escuchar los acordes del Himno Nacional.
Llegado el tiempo de las declaraciones, Ordás comentó: “estoy contenta y emocionada” y confesó que “hoy me levanté, un poco nerviosa, antes de que suene el despertador, pero en la carrera me sentí tranquila”. Agregó que “nunca supe que estaba adelante y si bien creí que había ganado cuando crucé la meta, me invadió la confusión al escuchar que íbamos al photo-finish”. Con relación al cariño que recibió de la gente en estos cuatro días en Puerto Madero, sostuvo que “no puedo dar un paso sin que alguien me pare para hablar, para hacerme sentir su apoyo y su cariño. Esto es impagable. Ahora voy a dedicarme a disfrutar un poco más, sin tanta tensión, de estos Juegos que son maravillosos”.
Entre los tantos que se acercaron al Dique 3 de Puerto Madero para apoyarla, estuvo otro olímpico en Londres 2012 (al igual que Rosso), Ariel Suárez, quien dijo que “Sol está para esto y para mucho más. Ya venía demostrando su potencial desde el Mundial Juvenil, al lograr el subcampeonato, y ahora lo ratificó acá. Trabajando con planificación y orden , Sol no tiene techo”.