Esas lagrimas que quedaron esparcidas en el mítico césped de Wimbleon, cuando “La Torre de Tandil” se arrodilló en el piso para festejar una victoria, que no era una victoria más en su carrera, y para que el mundo no viera como un deportista superprofesional puede emocionarse ante esa sensación tan especial que despiertan los Juegos Olímpicos.
Juan Martín del Potro, aún envuelto por la bandera argentina, la misma que fue a buscar e hizo flamear luego de su victoria en la cancha número 1 del All England Tennis Club, confesó que “después de perder con Federer lloré mucho. Lloré hasta las tres de la mañana. Sentía bronca, impotencia. Pero todo eso fue desapareciendo al enterarme del apoyo de la gente. Sabía que todos los que estaban acá, y los que me hacían llegar su aliento a través de las redes sociales, estaban a mi lado. Y no podía defraudarlos. Tenía que dejar todo. Y ahora me es muy difícil hablar, como me fue muy difícil jugar el último punto. Porque estaba temblando. Me siento muy feliz. Hoy volví a llorar, pero este llanto me gusta”.
“Estoy sorprendido porque después de jugar cuatro horas y media con el mejor del mundo lo normal es bajar, relajarse. Ni yo sé cómo me recuperé. La gente me ayudó mucho, me emocionaron con el aliento y las felicitaciones. Me pone contento que me reconozcan que doy todo”, agregó el tandilense antes de hacer una mención al título que logró en 2009, cuando se coronó campeón en el Abierto de los Estados Unidos: “Después de tres años vuelvo a hacer historia. La bandera argentina estuvo por primera vez en el podio en estos Juegos. Nadie me va a sacar eso, va a quedar marcado para siempre. Que los argentinos festejen porque es muy difícil ganar una medalla y los atletas argentinos estamos dando lo mejor para dejar bien parado al país. Les agradezco a todos, de corazón, el apoyo que me brindaron”.