Su participación en tres Juegos Olímpicos (en Sídney 2000 ganó la medalla de bronce en la Clase 470, junto a Juan De la Fuente; en Atenas 2004 se ubicó decimotercero y en Beijing 2008 finalizó décimo, siempre en la misma clase), además de otros tantos pergaminos cosechados nacional e internacionalmente, califican por sí sólo de la trayectoria como deportista de Javier Conte, el hombre que tuvo la enorme responsabilidad de encabezar la delegación argentina, llevando la bandera nacional, en la Ceremonia de Apertura de los XVIII Juegos Panamericanos Lima 2019.
“Hasta entrar al estadio no sabía que iba a sentir, sólo sentía una alegría enorme. El orgullo de poder entrar con la bandera argentina al estadio, escoltado por tantos grandes atletas que, como yo, merecíamos llevarla. Uno solo puede hacerlo, pero cuando estuve entre los escoltas, en otros Juegos, sentía que todos éramos iguales. Y hoy estoy convencido de que todos lo somos”, expresó tras el desfile el hombre que viene a Lima con el objetivo de defender la medalla de oro que, hace cuatro años, consiguió en la en la clase Lightning Mixto, junto a María Paula Salerno y Nicolás Fracchia.
Conte no siente el hecho de haber sido el abanderado como una mochila para la competencia: “Tal vez por ser el abanderado, la prensa está más pendiente y te hace más notas, pero no siento ningún peso extra por eso, no agrega ninguna tensión, y lo digo con felicidad”.
En lo estrictamente deportivo, Conte aseguró que “hicimos una excelente planificación después de Toronto 2015, pensando en este objetivo. Estamos bien preparados, ahora sólo es cuestión de cumplirlo. Obviamente, todos los torneos hay que jugarlos, hay que ir regata por regata, pero llegamos muy bien, confiados en nuestras capacidades”.
Conte, a los 43 años, pudo darse un gusto extra: su esposa Laura y sus tres hijos (Martina, la mayor, de 15, y los mellizos Luca y Nicolás, de 11) y su papá Jorge lo acompañaron a Lima para verlo desfilar con la bandera celeste y blanca y, obviamente, para verlo competir. Ellos se alojan en un hotel de Miraflores, pero lo siguen a Javier a todos lados. El deporte y la familia, las dos pasiones de Javier que se unieron en Lima.