Gran suspense produjo la definición de la final. Porque una vez que finalizó su participación, Eugenia tuvo que esperar durante unos minutos, en Laguna Bujama, la confirmación oficial de si había ganado el oro o la plata. Una vez conocidos los resultados, se fundió en un abrazo con su entrenador para celebrar la conquista. Y poco después confesó que “estoy demasiado feliz, es lo que venía buscando desde hace mucho tiempo; por suerte hice lo que tenía que hacer y quedé donde quería estar”. Casi de inmediato se le acercaron un teléfono: la llamaba su hermana Victoria para felicitarla, y ahí explotó en llanto.
En 2018, Eugenia se había transformado en la primera mujer en lograr un doble femenino (una difícil pirueta sobre la tabla, que consiste en un doble giro tras impulsarse sobre la ola) de la historia. Y ahora logró esta medalla.
Tiene 20 años y lleva una vida sobre la tabla, compartiendo la pasión por el wakboard con su hermana Victoria. Es una de los seis representantes en esquí acuático en los Juegos Panamericanos, junto a Ignacio y Tobías Giorgis, Paloma Giordano, Violeta Mociulsky y Ulf Ditsh, quien mañana intentará repetir la hazaña de Eugenia en la rama masculina.
De Armas, que había conseguido el primer puesto en la categoría en los Juegos Suramericanos Cochabamba 2018, dijo que “estoy demasiado feliz, es para lo que venía trabajando desde hace mucho tiempo. Ahora trataré de disfrutar esta medalla lo más que pueda. Lo que más hace falta en mi disciplina es que se sume gente y se anime, es un deporte muy divertido”.