La “generación dorada” quiere ser “el equipo de los sueños”

Una y mil veces lograron ganarle a la adversidad (sin ir más lejos, atravesaron una preparación complicada, con muchas lesiones y jugadores al límite, para llegar a Londres 2012). En una de las tres veces que accedió a las semifinales de un Juegos Olímpico (en Atenas 2004), incluso, la “Generación Dorada” logró una histórica victoria ante “El equipo de los sueños”, el famoso “Dream Team” de Estados Unidos, integrado exclusivamente con jugadores de la elitista NBA. Y hoy irá por la segunda victoria, tanto o más importante que aquella, cuando desde las 17, en el North Greenwich Arena, vuelva a toparse con el poderoso Estados Unidos en busca de una nueva final olímpica.

 

El debut de Argentina en estos Juegos fue un contudente, con una victoria ante Lituania por 102-79, en una de las más brillantes actuaciones de los últimos años Luego llegó la derrota ante Francia, por 64-71. La recuperación llegó enseguida, ante Túnez, a quien superó por 92-69. El 93-79 frente a Nigeria fue el triunfo que necesitaba para volver a los cuartos de final, más allá de que allí debía enfrentar a Estados Unidos, a quien le hizo partido hasta el tercer cuarto. Luego, Kevin Durant se encargó de marcar la diferencia con una seguidilla de triples, para sellar la victoria estadounidense por 126-97.

En cuartos de final, Brasil, el rival de siempre, volvió a ponerse en el camino, como en Indianapolis 2002, Atenas 2004 y Turquía 2010, y el resultado fue el mismo: triunfo argentino por 82-77.

Ahora viene de nuevo Estados Unidos, que aparece como una misión difícil, pero no imposible. Esta “Generación” de jugadores es capaz de hacer todo por llegar a lo más alto. Esta “Generación Dorada” es uno de los pocos equipos que batió a los “monstruos” de la NBA en competencias internacionales. Y el único que lo hizo dos veces: en el Mundial Indianápolis 2002, Argentina sorprendió al mundo y quitó un invicto de 58 partidos, tras derrotar a Estados Unidos, en su casa, por 87-80; y dos años más tarde, en Atenas 2004, el equipo de Rubén Magnano le ganó en una semifinal al “Dream Team” de Larry Brown, por 89-81, para meterse en la definición de un torneo que luego lo coronaría campeón.

Como en Atenas 2004 (oro) o en Beijing 2008 (bronce), el conjunto albiceleste se metió entre los cuatro mejores, apelando a los argumentos de siempre: óptimo funcionamiento colectivo, solidaridad grupal y jugadores de elite dispuestos a sacrificar sus egos personales en pos de un beneficio común. Previamente, desde las 13, España y Rusia dirimirán el primer pasaje a la final.