El debut de Argentina en estos Juegos fue un contudente, con una victoria ante Lituania por 102-79, en una de las más brillantes actuaciones de los últimos años Luego llegó la derrota ante Francia, por 64-71. La recuperación llegó enseguida, ante Túnez, a quien superó por 92-69. El 93-79 frente a Nigeria fue el triunfo que necesitaba para volver a los cuartos de final, más allá de que allí debía enfrentar a Estados Unidos, a quien le hizo partido hasta el tercer cuarto. Luego, Kevin Durant se encargó de marcar la diferencia con una seguidilla de triples, para sellar la victoria estadounidense por 126-97.
En cuartos de final, Brasil, el rival de siempre, volvió a ponerse en el camino, como en Indianapolis 2002, Atenas 2004 y Turquía 2010, y el resultado fue el mismo: triunfo argentino por 82-77.
Ahora viene de nuevo Estados Unidos, que aparece como una misión difícil, pero no imposible. Esta “Generación” de jugadores es capaz de hacer todo por llegar a lo más alto. Esta “Generación Dorada” es uno de los pocos equipos que batió a los “monstruos” de la NBA en competencias internacionales. Y el único que lo hizo dos veces: en el Mundial Indianápolis 2002, Argentina sorprendió al mundo y quitó un invicto de 58 partidos, tras derrotar a Estados Unidos, en su casa, por 87-80; y dos años más tarde, en Atenas 2004, el equipo de Rubén Magnano le ganó en una semifinal al “Dream Team” de Larry Brown, por 89-81, para meterse en la definición de un torneo que luego lo coronaría campeón.
Como en Atenas 2004 (oro) o en Beijing 2008 (bronce), el conjunto albiceleste se metió entre los cuatro mejores, apelando a los argumentos de siempre: óptimo funcionamiento colectivo, solidaridad grupal y jugadores de elite dispuestos a sacrificar sus egos personales en pos de un beneficio común. Previamente, desde las 13, España y Rusia dirimirán el primer pasaje a la final.