EL VIAJE DE MI VIDA

Hernán Goldzycher realizando la cobertura de gimnasia artística. Hernán Goldzycher realizando la cobertura de gimnasia artística. Prensa COA

Partí rumbo a Nanjing con la valija colmada de sueños y expectativas. La posibilidad de cubrir mi primer Juego Olímpico me embargaba de felicidad. Pero lo que me generaba todavía una mayor ilusión era la oportunidad única que se me presentaba de convivir con sus protagonistas en su mismo corazón: la Villa Olímpica. Sin embargo, me aguardaba, si eso era posible, una experiencia aún más emocionante.

 

Luego de dos cansadores días de vuelo, arribamos junto con mi compañera y amiga Carolina Cabella al Aeropuerto Internacional de Shanghái Pudong, donde ya tuvimos nuestro primer contacto con los atletas y oficiales de las delegaciones del mundo. Nos recibieron dos voluntarias que, como sería habitual en los días venideros, nos ayudaron con absoluta disposición y alegría. Aunque el inglés no era su fuerte (como tampoco lo sería para la mayoría de los voluntarios chinos), siempre encontrábamos la forma de comunicarnos. Un mapa que me acompañaba a todas partes y algunas palabras en chino que aprendería en las siguientes semanas, serían sin dudas indispensables para esa tarea. En especial cuando mis gestos y ademanes, que se tornaban cada vez más desesperados, no obtenían otra respuesta que expresiones de absoluto desconcierto en los rostros de los siempre presentes voluntarios.

 

Todavía restaban cinco horas de viaje hasta Nanjing. El micro lo compartimos con los integrantes de la delegación de Chad, quienes no hicieron más que reír de alegría cuando se enteraron de que estaban conversando con alguien de Argentina. “Messilandia”, como ellos la llamaron. Esta escena se repitiría en varias ocasiones durante los próximos días, y con personas de los más diversos países, llegando a sacarme fotos y firmado autógrafos por el solo hecho de ser argentino. En el micro también nos acompañaron el equipo de rugby de Georgia y un luchador de Yemen. En la atmósfera ya se respiraba el ambiente de los Juegos.

 

Era la medianoche cuando comenzamos a vislumbrar varios altos, imponentes y luminosos edificios. Habíamos llegado a la Villa Olímpica, nuestra casa por los próximos 16 días. Algo inédito para unos periodistas. Esto, entre otras cosas, convertía este viaje en uno absolutamente único.

 

Luego de un estricto control de seguridad por el que pasamos en la entrada, nos recibió la australiana Sue Graham, quien trabaja en la sección de Medios del Comité Olímpico Internacional (COI). Ella, con una asombrosa paciencia y solidaridad, fue la encargada de organizar la llegada y partida de cada uno de los 35 Jóvenes Reporteros (Young Reporters YR-siglas en inglés) del mundo que participaron de este genial Programa.

 

Sue nos condujo a Carolina y a mí, en ese orden, a nuestras habitaciones. Cuando finalmente abrí la puerta de mi cuarto, me recibió Francisco Gonzaga, “Chico”, YR de Brasil y fanático del Botafogo. Congeniamos al instante. Por supuesto, el fútbol fue desde entonces tema central de nuestras charlas cotidianas. Las gastadas y los cantos se tornaron costumbre.

 

A la media hora de mi arribo, llegó el tercer inquilino: Ricardo Chambers, YR de Jamaica. Su amplia sonrisa de blancos dientes estuvo siempre a la orden del día. También cuando nos quedábamos hasta altas horas de la noche redactando alguna nota o editando algún video. Los tres nos volvimos grandes amigos. Sin dudas, el olimpismo nos juntará nuevamente. Por qué no, en Río 2016.

 

Temprano en la mañana del siguiente día, el 13 de agosto, nos encaminamos hacia el comedor. Allí tuvimos nuestro primer desayuno y conocimos a varios de los restantes YRs. Entre ellos, el serio Vegard Anders Skorpen de Noruega, la bromista Krystel El Saneh de Líbano y el carismático Diego Melendreras de Guatemala. Luego, todos juntos nos encaminamos hacia el Main Media Centre (MMC-Centro Principal de Medios), a unos 25 minutos de la Villa, donde se encontraba nuestra oficina. Ese sería nuestro habitual punto de reunión.

 

Pese a las intensas lluvias, arribamos sin mayores dificultades. Allí nos recibieron nuestros seis experimentados mentores, quienes nos guiarían en cada una de las actividades y con quienes aprenderíamos cómo se debe trabajar para una óptima cobertura de un evento de esta magnitud. Ellos son Tracey Holmes y Richard Palfreyman (TV), Lucia Montanarella y Anthony Edgar (gráfica), Nick Didlick (fotografía) y Andy Miah (redes sociales). También distribuyeron el material de trabajo y nos explicaron el formato del programa. Durante los Juegos, trabajamos divididos en cinco grupos con cada uno de nuestros mentores durante dos o tres días, cubriendo los eventos que fueron aconteciendo. Las mejores notas y videos fueron más tarde subidos a la página web oficial y a la cuenta de YouTube de Nanjing 2014.

 

Fue entonces que, sin demasiadas horas para descansar y con mucho trabajo por hacer, fueron transcurriendo los días más enriquecedores de mi vida. Cada jornada era diferente. Generalmente me despertaba a las 6 de la mañana. Luego desayunaba en el comedor de la Villa (la variedad de alimentos no era su característica principal) y me tomaba el colectivo hacia el MMC, donde nos reuníamos con nuestro grupo y nuestros mentores para terminar de diagramar el día que se avecinaba. Más tarde, partíamos a la sede del primer evento del día que fuéramos a cubrir. Las horas siguientes generábamos el material que, recién a la noche y de vuelta en el MMC o en la Villa, editábamos para enviarles a nuestros mentores (cuando la conexión lo permitía), quienes nos darían la devolución al siguiente día. Sin dudas, de todos los eventos que cubrimos, la ceremonia de apertura fue especialmente emocionante. Por la espectacular puesta en escena, por el desfile de los abanderados y por el hecho de compartirlo con personas de todo el mundo.

 

Participamos, además, de conferencias varias que destacados integrantes del Movimiento Olímpico dieron exclusivamente para los YR. Tal es el caso del ex basquetbolista chino Yao Ming, quien compartió con todos nosotros su historia de vida. El alemán Thomas Bach, presidente del COI, también nos concedió una charla de alrededor de una hora. Sabiendo la oportunidad única que se me presentaba de realizarle una pregunta, tomé el micrófono y me presenté: “Hola Sr. Bach, soy Hernán Goldzycher, de Argentina”. “¡De Argentina!”, me respondió. “Felicitaciones por CASI ganar el Mundial”. Las chicanas futboleras, infaltables.

 

El último día nos anunciaron la frutilla del postre: ya estamos acreditados como periodistas para los Juegos Olímpicos de Río 2016. Fue entonces que entendí que Nanjing era solo el inicio de un hermoso camino en el mundo olímpico.

 

Si algo caracterizó nuestra estadía en la ciudad china fue la lluvia, presente prácticamente todos los días. Afortunadamente, no hizo el calor que se preveía. También llamó la atención el abundante smog, que enviciaba el aire y tapaba el sol.

 

Sin dudas, lo más enriquecedor del viaje fue la posibilidad de interactuar permanentemente con personas de todo el mundo. Con sus costumbres y hábitos, claro, pero también con la misma pasión por el deporte. No somos tan diferentes como creen muchos. He aquí la importancia del deporte, elemento unificador como ninguno. Un cálido ambiente de confraternidad envolvió a los Juegos en los 12 días en que se desarrollaron. Amigos de todo el mundo es el invaluable tesoro que me traje de Nanjing. Con todos ellos mantengo, y sin dudas continuaré manteniendo, un asiduo contacto.

 

Le estaré eternamente agradecido al Comité Olímpico Argentino (COA), a Eduardo Moyano (Director de Prensa – Comunicación y Relaciones Institucionales del COA), al Comité Olímpico Internacional, a mis maravillosos mentores, a mi familia, a mis amigos y a todos los que me dieron una mano para que pudiera tener esta inolvidable experiencia. Puedo afirmar que crecí como profesional y que ahora estoy capacitado para cubrir un Juego Olímpico, el máximo evento deportivo a nivel internacional. También que crecí como persona y establecí lazos inquebrantables con amigos del mundo entero, sin importar la distancia, el país, las costumbres o el idioma.

 

Mi deseo es ahora poder transmitir en Argentina lo aprendido en Nanjing. Para que más personas puedan conocer lo maravilloso que es el mundo del deporte, un verdadero vehículo de salud e integración. Y de esa forma puedan otros también disfrutar de una experiencia tan enriquecedora como la que yo tuve la fortuna de vivir.

 

 

Hernán Goldzycher

Young Reporter for the IOC in Nanjing 2014 YOG