Desde el arranque del partido, Dinamarca, tricampeón del mundo, había sacado ventajas importantes (4-1 y 9-4) que se estiraron con el correr del reloj. De esta manera, el equipo europeo ratificaba lo que decían las estadísticas previas: en las diez veces que se enfrentaron, obtuvo nueve victorias, en tanto que Los Gladiadores apenas lograron un empate.

Mathias Gidsel se convirtió en una verdadera psadilla para la defensa argentina, que no le encontraba la vuelta a cómo frenar sus intentos. Dinamarca sacó más ventaja, llegó a estar 7 tantos arriba. Aunque Argentina, por momentos, pudo achicarla a 4.

Con Diego Simonet ausente por lesión, Pablo Simonet, Ignacio Pizarro y James Parker fueron las figuras de Los Gladiadores que, por momentos, sacaron a relucir esa garra que los caracteriza, aunque eso no fue suficiente como para equilibrar la balanza.

Los escandinavos fueron una aplanadora en el cuarto de hora final, con un inspirado Mikkel Hansen y, sobre todo, con un acertado Hans Lindberg, que castigaron a la defensa argentina.

No le queda otra opción al equipo que dirige Guillermo Milano que ganar los dos partidos que le restan si quiere mantener viva la ilusión de clasificar. Lo más probable es que el entrenador tampoco pueda contar con Diego Simonet, la gran figura del equipo, que sufrió una lesión en el partido ante Hungría. Una sensible baja cuando las exigencias son tan grandes.