Luego del gran nivel demostrado en el Mundial de Qatar, en enero, Los Gladiadores llegaron a Toronto con las más altas expectativas, aunque conscientes de que sería difícil cumplir con sus objetivos. "Sabíamos que iba a ser duro pero que otra vez la final iba a ser con Brasil. El partido con Brasil como todos son gol a gol, muy parejos y se define en los últimos minutos. Este último partido fue igual. Ellos tuvieron una pelota para ganar el partido en el tiempo regular, pero el Negro García tapó un penal. Fuimos a tiempo suplementario, ahí no pudimos mantener el ritmo, Brasil jugó un poco mejor algunas pelotas y se llevó la final", relató Pizarro.
"Terminamos llevándonos la medalla de plata con un gusto medio amargo pero sabíamos que el objetivo grande estaba cumplido que era poner a Argentina de vuelta en un Juego Olímpico", agregó.
El nivel del handball en América crece año a año, lo que aumenta la dificultad de cada Juego Panamericano. "El partido con Chile en la zona fue duro, hubo que trabajarlo mucho. El partido con Uruguay en la semifinal hasta los últimos diez minutos no lo pudimos cerrar. El handball sigue creciendo, el mundo se hace más chico y eso hace que en partes lejanas de lo que es el handball fuerte también se juegue muy bien. Y te lo demuestra en todos los torneos. Argentina y Brasil ya no son sorpresa en los Mundiales, y en los últimos ya pasa de ronda, se mete entre los primeros 10 del mundo y eso contagia a toda la región", describió Pizarro.
El jugador argentino también resaltó la calidad de las instalaciones. "Fue una muy linda Villa. Si tengo que compararla con la de Río 2007 era más chica, la de Guadalajara era un poco parecida. Pero muy linda, las instalaciones cómodas, tenés todo lo que se necesita. Ahora vamos a ver lo que presenta Río, que seguramente sea el doble de bueno", dijo.