A lo largo de estos 80 años, la antorcha ha recorrido el mundo entero, pasando por el espacio hasta por el Monte Everest. Fue transportada por cientos de miles de personas y ha viajado en todas las formas posibles, aunque mayormente a pie. A través de la historia, cada Comité Organizador de los Juegos implementó su particular y original modo de transportar la antorcha, así como también su diseño.
El encendido de la llama olímpica representa la conexión de los Juegos de la antigüedad, celebrados por primera vez en Olimpia en 776 a C, con los Juegos modernos, que se iniciaron en 1896. Históricamente, la llama se transportaba a través del territorio griego anunciando una tregua olímpica que ponía fin a todas las guerras. En la actualidad, la llama olímpica es un poderoso símbolo de paz, unión y amistad entre los pueblos.
El relevo de Roma 1960 fue el primero en ser televisado y seguido de cerca por los medios de comunicación, mientras que el de México 1968 utilizó cuatro antorchas diferentes inspiradas en las aventuras de Cristóbal Colón.
El traspaso de la antorcha en Sídney 2000 fue único ya que tuvo lugar principalmente en el mar, navegando de una isla o nación del Pacífico a la siguiente, y además, una antorcha especial viajó al espacio a bordo del transbordador Atlantis hacia la Estación Espacial Internacional.
Atenas 2004 celebró el regreso de los Juegos a Grecia y fue la primera vez que el relevo de la antorcha recorrió los cinco continentes, representados en los cinco anillos olímpicos. En su camino hacia Beijing 2008, la antorcha llegó a lo más alto del mundo, con un equipo de escaladores que la llevaron a la cima del Monte Everest. Asimismo, visitó por primera vez en la historia una ciudad latinoamericana: la elegida fue la ciudad de Buenos Aires.
El relevo de la antorcha olímpica Río 2016 pasará por todos los estados de Brasil , realizando 20.000 kilómetros por 10.000 portadores de la antorcha, antes de encender el pebetero olímpico en el estadio Maracaná, que dará inicio a la primera edición de los Juegos Olímpicos en América del Sur, el 5 de agosto de 2016.
Durante el encendido de la antorcha en Olimpia, Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional, remarcó el poder de la llama olímpica en la promoción de la paz y en la difusión de los valores olímpicos: “Estos Juegos Olímpicos serán un mensaje de esperanza en tiempos difíciles, y la llama llevará este mensaje a todos los rincones de Brasil y al mundo entero”.
“La llama es un recordatorio de que todos somos parte de la misma humanidad. Es un antiguo símbolo de paz y armonía, un símbolo del poder de la humanidad de juntarse a pesar de nuestras diferencias. Este será el mayor legado de los Juegos Olímpicos para Brasil y para el mundo”, agregó.
Fotos: IOC