“Hasta el lunes analizamos con los médicos del Comité Olímpico Argentino que íbamos a hacer. A ellos no les gustaba lo que mostraban las radiografías, porque los huesos todavía no soldaron bien. Me dejaron correr porque yo quise hacerlo. No quería perderme por nada esta carrera”, dijo Díaz.
La lesión la sufrió el 19 de julio y el tratamiento fue constante. “Hubo quienes, durante este tiempo, hasta me quisieron hasta llevar a un brujo para ver si me curaba más rápido”, bromeó.
Entre los hombres, Molina, subcampeón mundial juvenil en Auckland (Nueva Zelanda) en la temporada 2013 y que en Río vivió su primera experiencia olímpica, terminó sexto en su serie y también se quedó sin final.
“Estoy triste porque estuve a un paso. Mis partidas no fueron buenas y busqué recuperar por adentro para recuperar puestos. Faltaron algunos detalles para poder clasificarnos. Cuando se me pase un poco la bronca analizaré como mejorar lo que me falta”, dijo.
