La tenista argentina nació en Rosario el 10 de febrero de 1997, creció en el seno de una familia de clase media con fuerte tradición ucraniana proveniente de sus abuelos.
A los cinco años su padre, Marcelo que jugaba al pádel y al squash, la anotó en la escuelita de tenis del Club Atlético Fisherton, el mismo donde Luciana Aymar dio sus primeros pasos en el hockey sobre césped. De allí también surgieron el nadador de aguas abiertas Claudio Plit, los futbolistas Juan Yustrich (Boca Jr) y Hernán Castellano (Rosario Central), el rugbier Raúl “Aspirina” Pérez, el judoca Exequiel Rovira y donde César Luis Menotti de jovencito solía jugar al básquet.
A los 10 años de edad cuando tenía a Guillermo Cañas como ídolo, comenzó a cimentar su sueño de convertirse en “Número 1 del Mundo” al dejar las clases con su primer coach Celso Fernández para continuar su crecimiento deportivo junto a Charly Rampello como entrenador. Y a los 14 años y nueve meses logró ingresar en el ranking profesional, proeza únicamente superada por Gabriela Sabatini con tan solo 14 años y cinco meses de edad.
Nadia Podoroska hizo su debut en los Juegos del Ciclo Olímpico al participar en los Juegos Suramericanos Santiago 2014 donde perdió en singles con la chilena Andrea Koch por 6-2, 6-7 y 7-6 y en dobles junto a Victoria Bosio le ganaron en primera ronda a las uruguayas Carolina De Los Santos y Magdalena Boado por 6-3 y 6-1 pero cayeron ante Verónica Cepede y Montserrat González, de Paraguay, por 6-3 y 6-2 en segunda fase. Un edema óseo en su mano derecha la marginó de Toronto 2015 pero se tomaría revancha cuatro años más tarde en Lima.
Accedió a su primer Grand Slam en 2016 cuando era 230° del ranking y tenía 19 años de edad. En su único partido en el main draw del US Open sufrió una derrota ajustada por 7-6 (8-6) y 6-3 frente a la alemana Annika Beck, 41° del ranking en aquel momento. Ese año también obtuvo el título de 25K de Denain, y disputó sus primeros cuadros principales WTA en Bucarest y Florianópolis. Estos logros la convirtieron en febrero de 2017 como indiscutida número 1 de nuestro país.
Tras superar una serie de lesiones que hicieron temer su continuidad en el alto rendimiento Nadia Podoroska llegó a los Juegos Panamericanos Lima 2019 en la 287° posición del ranking de la WTA. En su camino a la final continental no perdió ningún set erigiéndose prontamente como seria candidata al título y con el pase a la final ya había conseguido su clasificación a los Juegos Olímpicos de Tokyo 2020, pospuestos a causa de la pandemia de COVID-19 para el año entrante.
En el partido por la final, cuando todo parecía desmoronarse en el Lawn Tenis de Lima, la tenista argentina revirtió el resultado ante la estadounidense Carolina Dolehide, y se impuso por dos sets a uno, para quedarse con la medalla de oro, la primera en la disciplina y la duodécima para la delegación argentina.
En ese encuentro “La Rusa” demostró un gran temple que le permitió una doble remontada para imponerse por 2-6, 6-3 y 7-6 (7-4), poniendo de manifiesto su gran espíritu de superación para no caer mentalmente y remontar dos desventajas 0-4, la primera en el tercer set y la segunda en el tie-break definitorio.
El Comité Olímpico Argentino (COA) y el Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (ENARD) acompañaron el crecimiento deportivo de la rosarina. Dicho acompañamiento se vio plasmado en la hazaña que Nadia supo capitalizar en Roland Garros, hecho que hoy aplaudimos y festejamos pero que estas entidades vienen apoyando desde 2014 a través de distintas becas. En primer lugar, el Comité Olímpico Argentino (COA) la incluyó en el Programa de Ayuda a Atletas de Nivel Continental brindado por Solidaridad Olímpica en dos oportunidades, la primera con vistas a Toronto 2015, torneo en el que no pudo participar a causa de una lesión y luego en preparación para Lima 2019.
A su vez, el Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (ENARD) le otorgó la Beca Deportiva por conformar el equipo de tenis que participaría de dichos Juegos Panamericanos y continuó con la Beca de Excelencia Panamericana, merced al título continental que allí obtuvo en Lima. Asimismo, se extendió el respaldo al planificar y concretar tres giras deportivas -incluyendo la actual-, acompañada siempre por su entrenador y, en la mayoría de los casos, junto a un asistente médico. Este acompañamiento incluye también su estadía en Alicante, España, base estratégica para optimizar los períodos de entrenamiento y competencia. También, se le provee de cobertura médica que incluye asistencia internacional durante sus giras y, además, la posibilidad de continuar sus estudios académicos a distancia a través del Sistema de Educación a Distancia del Ejército Argentino (SEADEA).
Entrenada por Emiliano Redondi y Juan Pablo Guzmán, solidificó su performance y entre enero y marzo del presente año disputó varios torneos coronándose campeona de los ITF 25.000 de Malibu y Petit Bourg, además de alcanzar las semifinales del 125K de Newport Beach.
Volvió a las canchas en agosto, con la reanudación del circuito tras las reprogramaciones a causa de la pandemia. En el WTA de Palermo si bien superó la clasificación, perdió en la primera ronda. Llegó a la final del 125K de Praga en dobles junto a la italiana Giulia Gatto-Monticone pero cayeron ante la bielorrusa Lidziya Marozava y la rumana Andreea Mitu, por un doble 6-4. En el mismo certamen, pero en la rama individual perdió en semis frente a Elisabetta Cocciaretto (144°), de Italia, por 4-6, 3-6. El 13 de septiembre se coronó campeona del ITF W60 de Saint Malo, Francia, tras superar en la final a la española Cristina Bucsa por 4-6, 7-5 y 6-2. Un día más tarde, “La Peque” alcanzó el puesto 130 de ranking.
Llegó el turno del tan ansiado Roland Garros donde superó la qualy sin perder sets y venció a la belga Greet Minnen (110°) por 6-2 y 6-1 en su debutó en el cuadro principal. Luego, se midió con la número 27° del ranking, la kazaka Yulia Putintseva, a quien derrotó por 6-3, 1-6 y 6-2 superando lo logrado por Paula Ormaechea en 2014: el pase a la tercera ronda. Se impuso a la eslovaca Anna Schmiedlova por 6-3 y 6-2 y en los octavos de final, venció a la checa Barbora Krejcikova (114°) por 2-6, 6-2 y 6-3.
Nadia Podoroska logró el pase a las semifinales, en el coqueto barrio parisino de Bois de Boulogn, al superar a la ucraniana Elina Svitolina, número 5 del mundo, por 6-2 y 6-4. Pero la polaca Iga Swiatek (54°), en una hora 10 minutos de juego, le puso fin a la ilusión parisina al vencer a la argentina en sets corridos (6-2 y 6-1) por el pase a la final.
Sin lugar a dudas, los logros de Podoroska más allá de su magnífica técnica, su buen juego y su fortaleza mental, también son el resultado de un trabajo en equipo.
¡Felicitaciones Nadia!