“Llegamos muy bien preparados a Londres. Estuvimos un mes entrenando en Hungría y luego viajamos a Trasona (España), donde hay una pista y condiciones meteorológicas similares a las que luego íbamos a encontrar en los Juegos. Además tuvimos la oportunidad de realizar algunas sesiones de entrenamiento con el equipo español, lo que nos dio un mayor roce internacional. De esa manera llegamos a la competencia diez puntos”, cuenta el hombre que, junto a Rézola, logró una marca de 35 segundos y 271/1000, casi un segundo y medio más que los rusos Yury Postrigay-Alexander Dyachenko (33 segundos y 507/1000), ganadores de la medalla de oro, quienes, en la clasificación habían dado muestras de su poderío al establecer un nuevo récord olímpico en 32s 051/1000.
El rionegrino confesó que “el objetivo que nos habíamos trazado para Londres 2012 era estar en la pelea por las medallas; es decir, clasificar para la final y remar en todas las regatas como teníamos que hacerlo: bien. Cumplimos. Lógicamente, como todo deportista, queríamos llevarnos una medalla. Estuvimos muy cerca, pero de todos modos conseguimos en gran medida con lo que fuimos a buscar, que es lo que realmente importa”.
Correa, quien compitió por segunda vez en un Juego Olímpico (había sido décimo en K1 500 metros en Beijing 2008), contó que “nosotros no estuvimos en la Villa Olímpica, junto al resto de los deportistas, porque competimos en la subsede de Eton Dorney, que estaba a dos horas de viaje de ella. En esa subsede se montó otra Villa, menos equipada que la principal, pero muy bien instalada. Pudimos entrenar y descansar muy bien. Y guardo un recuerdo imborrable de los campeonatos de ‘play’ que organizamos con los amigos deportistas de otros países. Esa confraternidad es genial, inolvidable”.
Con siete medallas de oro en su trayectoria (K1 1000 en el Panamericano de Montreal 2005, K1 1000 en el de Guadalajara 2006, K1 1000 y K1 500 en los Juegos Sudamericanos de Buenos Aires 2006, K1 1000 en el Panamericano de Montreal 2008, K1 1000 en el Sudamericano de Río de Janeiro 2011 y K1 1000 enel Panamericano de Rio de Janeiro 2012) no se duerme sobre los laureles sino que piensa en el futuro: “Nos tomamos un mes de descanso para recargar energía y luego vamos a empezar a prepararnos a full para el Sudamericano y el Argentino, que tendrán lugar en octubre y noviembre, y para el Mundial del año próximo. Si bien lo que se hizo en Londres fue importante, ahora vamos a analizar los videos de las regatas para poder mejorar, a futuro. algunos aspectos técnicos”.
No quiso olvidarse de lo que no se ve en una competencia, pero que lleva a conseguir los buenos resultados: “Detrás de nuestro bote hay un cuerpo técnico que está trabajando con todo el equipo, Diego Angione es el entrenador y Jesús Cobos se encarga de la planificación. Y lógicamente la Federación Argentina de Canoas hace su aporte desde lo dirigencial”. Tampoco dejó de trazar un balance del deporte argentino, a nivel olímpico, en la actualidad: “Ha crecido mucho. Si bien el número de medallas conseguidas en Londres no fue superior al de Beijing, sí trajimos más diplomas. Y eso muestra que hay varios atletas argentinos entre los ocho mejores del mundo, a nivel olímpico, cosa que indica un crecimiento muy importante en el deporte de un país. Si se mantiene ese nivel, Argentina podrá dar una sorpresa con las medallas en Río de Janeiro 2016”.